7 de enero de 2009

Las incertidumbres de una crisis incierta


Por Benito Martínez

La profundidad de la crisis económica mundial es una realidad como un templo, pero su duración, magnitud y consecuencias se revuelven en la incertidumbre.
América Latina y el Caribe presentan hoy condiciones óptimas para resistir los embates del huracán generado al norte del Río Bravo, aunque no saldríamos ilesos.
CEPAL (Comisión de América Latina y el Caribe para la Economía) pronostica que la bonanza para la región finalizó el pasado año y en anuncios borrascosos refiere un retroceso en el desarrollo, con graves consecuencias para la pobreza, según publica en el “Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2008”.
En un escenario de relativo optimismo, este organismo de Naciones Unidas prevé un ligero crecimiento del 1,9 % para la zona, en fuerte contraste al 4,6 % logrado en el 2008, cuando todos los países registraron tasas positivas y que superó de conjunto al 3,7 % contabilizado a escala planetaria. Cuba creció un 4,3 %.
Las economías del área –según CEPAL- se verán perjudicadas por una reducción del volumen y el precio de las exportaciones, la caída de las remesas y la baja de la inversión extranjera directa y de la demanda de servicios de turismo, además de dificultades de acceso y un mayor costo del financiamiento externo.
No puede descartarse, sin embargo, un escenario más pesimista, en el cual la recesión continúe y se profundice, y la restricción crediticia también se prolongue. En este escenario, obviamente, los problemas señalados se agudizarían y la tasa de crecimiento sería inferior a la prevista, o pudiera decrecerse.
El desempleo y la caída de las remesas tendrán un impacto distributivo adverso, lo que tiene un efecto directo sobre la población más vulnerable; esto obligará a los gobiernos a políticas de protección para amortiguar los perjuicios al sector más pobre de la sociedad.
Aunque las finanzas públicas nacionales se verán mermadas igualmente por la caída de ingresos fiscales, por tanto, la posibilidad de los gobiernos para financiar políticas anti-pobreza variaría entre los países de la región.

Cómo CEPAL ve a Cuba

“Se estima que en 2009 el crecimiento de la actividad económica será de un 4%. El proceso de reconstrucción llevado a cabo en las regiones afectadas por los ciclones redundaría en un mayor crecimiento del sector de la construcción, en especial de viviendas.
“Las menores cotizaciones internacionales de los alimentos y del petróleo permitirían destinar recursos a un aumento de las importaciones de bienes intermedios y de capital, necesarios para dinamizar la inversión.”
Este pronóstico forma parte del capítulo Cuba, del Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2008, publicado por CEPAL en la segunda quincena de diciembre pasado.
A pesar de la previsión de un crecimiento inferior al 2008, los expertos del organismo internacional analizan que el país tendrá un indicador muy por encima del promedio de la región en el 2009.
El pasado año comenzó favorable para Cuba en materia económica, marcado por incrementos notables de ingresos por vías del turismo en su temporada alta.
Pero sensibles perjuicios tuvieron los incrementos de los precios internacionales de los alimentos y el petróleo, a lo que se sumaron las pérdidas cuantiosas debidas a la temporada ciclónica inusualmente activa y a la disminución del precio del níquel, el producto de exportación más importante para Cuba.
La recesión mundial y sus consecuencias sobre la baja cotización de materias primas y un incremento de las manufacturas, además de la inestabilidad de las divisas como moneda de compra y venta, serán los aspectos que más perjudicarían al país en la actual coyuntura económica internacional.
Pero, ¿cuánta realidad puede tener los pronósticos que están condicionados al desarrollo de una crisis incierta? Sólo el resultado del esfuerzo de cada cual podría ofrecer seguridad: y eso no dependería de lo que suceda fuera de fronteras.

Servicios sociales cubanos incluidos en PIB


Por Benito Martínez
La tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba incluye, además de la actividad productiva y de servicios comerciales, la educación, la salud, la cultura, la televisión, radio, y el deporte, denominados “servicios de no mercado”.
También contempla el desarrollo acelerado de los servicios profesionales de alto valor agregado, en especial los médicos.
En el 2008 culminó el proceso de ajustes para calcular este índice de desarrollo con apego a la realidad económica cubana, y siguiendo las mejores prácticas recomendadas en la metodología del Sistema de Cuentas Nacionales 1993 de Naciones Unidas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) trabajaron de conjunto para aplicar la metodología establecida que permitiese parámetros comparables internacionalmente. Ello requirió de una revisión retroactiva de las series estadísticas desde el año 2000 hasta la fecha.
Los servicios de mercado se contabilizan a través de los ingresos y gastos de la actividad empresarial. Mientras, los servicios de no mercado, según Naciones Unidas, deberán calcularse mediante la ejecución del Presupuesto del Estado.
Esto requirió de importantes cambios en la contabilidad de 2 mil 200 unidades presupuestadas del país, en las cuales no se aplicaba el mismo tratamiento del resto de la economía, lo que distorsionaba el registro de los gastos de bienes y servicios.
Cambiar la forma de calcular e informar sobre la economía fue una necesidad creada por la desaparición del campo socialista, que tenía su propia metodología y a partir de entonces la ONU solamente asumió las provenientes de economías de mercado.
Al mismo tiempo se tomó a 1977 como año base para calcular el desarrollo a precios constantes de ese período. Cambiar el año de referencia es inusual en la práctica internacional, porque implica la revisión metodológica y estadística de todos los sectores económicos de un país.

CUBA: LUGAR 20 EN BIENESTAR INFANTIL

Un niño muere cada tres segundos en el Mundo antes de cumplir los cinco años de edad, asegura la organización multinacional Save the Children (Salven a los niños), que presentó recientemente su escala de bienestar infantil, en la cual ubica a Cuba en el lugar 20, de una lista de 137 países.
El Índice de Desarrollo Infantil analizado toma, en el período del 2000 al 2006, los indicadores mortalidad y malnutrición en menores de cinco años y cantidad de niños de educación primaria que no asisten a la escuela.
Preceden en orden a la nación caribeña: Japón, España, Canadá, Italia, Finlandia, Islandia, Francia, Reino Unido, Alemania, Noruega, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Luxemburgo, Austria, Australia, Dinamarca, Irlanda y Suiza. En tanto la “superpotencia” (Estados Unidos) le otorgan el sitio 23.
Save the Children reconoce algunos avances, particularmente en Latinoamérica y el Caribe, y Medio Oriente y Norte de África, que han reducido sustancialmente la mortalidad de infantes antes de celebrar su quinto cumpleaños.
Los países latinoamericanos y caribeños se ubicaron mayoritariamente en el primer medio centenar de la escala publicada por la ONG, mientras los pertenecientes al África Subsahariana ocupan masivamente los últimos puestos.
Pero afirma que cada año mueren 92 millones de niños; la cuarta parte de todos los infantes del Mundo padecen de bajo peso, uno de cada tres sufre retraso en el crecimiento y 75 millones en edad escolar, no asisten a la escuela.
Esta organización no gubernamental, con sede en Inglaterra y homólogas en un centenar de naciones, anteriormente hizo informes similares en los períodos 1990-1994 y 1995-1999, en 88 y 118 países, respectivamente, basados en los tres indicadores mencionados.