11 de marzo de 2012

Filosofando/ EL “IDEÓCRATA”


  Tenemos a un personaje en la sociedad, de quien todos hablamos mal, pero al cual las críticas no lo mejoran: el “ideócrata”.
  El término no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua; es pura invención de un amigo.
  Este espécimen social es una suerte de generador de iniciativas desagradables e irritantes, como hechas para molestar, con la supuesta justificación de organizar, cuidar, mejorar, etc… uf, pero de buenas intenciones está plagado el camino del infierno.
  Algunos le llaman “bobos con iniciativas”, otros los suman al poderoso y aparentemente inidentificable grupo de los burócratas (o viceversa), pero es cotidiano referirse a sus acciones con la impotencia de no tenerlos en cuerpo y alma frente a nosotros.
  Ah, pero un “ideócrata” con poder, eso sí es un problema: Son especialistas en cerrar puertas, para que todos tengan que acceder por el mismo lugar, aunque se aglomeren, como en los cines.
  Cambian las paradas de ómnibus sin previo aviso. Transforman trámites simples en una parafernalia de gestiones sin sentido.
  Implantan un sistema de control con un gasto excesivo y el implícito descontrol.
  O crean complicados parámetros de una emulación, para que sólo los “especialistas” puedan decidir el ganador, ante la atónita mirada de quienes emulan.
  Quizás uno de los más irritantes hechos es el vencimiento de los certificados de defunción o de nacimiento para presentarlos en determinados trámites. ¿…cómo se te ocurre, Pipe…?
  Algunos “ideócratas” con poder, auto establecen prolongados plazos para resolver averías de redes técnicas, dígase electricidad, gas, agua o teléfono, como si tales interrupciones de estos servicios permanentes pudieran esperar por tiempos predeterminados. Aunque en eso de plazos dilatados “establecidos” se pueden hacer voluminosas enciclopedias.
  Estos son ejemplos que me vienen a la memoria, pero no son ni los más ilustrativos, ni los peores y más dañinos. Piense Ud., amigo lector, y con papel y lápiz a mano haga su propia lista de ejemplos y si quiere más, hasta recuerde nombres de candidatos al título.
  La “ideocracia” tiene la característica de la sordera voluntaria; por tanto, se encierra en su caracol, ignorando el efecto de sus acciones y convencidos de la irreversibilidad de las medidas que implantaron, cual Dios terrenal, cuya palabra es sagrada e inviolable.
  Purificar la sociedad es misión de todos sus miembros de forma individual y colectiva. Resulta importante combatir desde la posición de cada cual a quienes, asumiendo una postura supuestamente en defensa de la colectividad, dejan su huella dañina en sus conciudadanos.
  Siguiendo una máxima fidelista, no hay que combatir a los hombres, sino a sus malas acciones, o en este caso, a las pésimas ideas. La crítica –también dijo Fidel- entraña la vergüenza de los hombres.
  No se trata pues, de un llamado a moler los huesos a quienes abracen la filosofía de la “ideocracia”, sino solo pedirles razonar previamente las ideas nuevas antes de aplicarlas y más aún, que tengan la capacidad de tener oídos receptivos para captar la repercusión de sus acciones y el valor suficiente para rectificarlas.

Nota: Gracias a Víctor Fernández por aportar la palabra.

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